
Echarte fue presidente del CAI durante tres períodos, y Presidente del Consejo Profesional de Ingeniería Civil durante el período 1978 – 1980. Experto en estructuras de hormigón armado y pretensado, participó en obras de gran envergadura tales como los puentes de la remodelación de la Avenida General Paz, y creó asimismo, el Instituto Tecnológico del Hormigón (ITH). Al recibir el premio, el Ing. Echarte recordó la frase del filósofo alemán Wihelm Dilthey: “La vida es una misteriosa mezcla de azar, destino y carácter”. Agregó: “Al final de mi carrera, el juicio de mis colegas me resulta inapelable y reconfortante. Respecto al concepto de ingeniería, se la suele vincular con la innovación pero a mí no me gusta mucho esa expresión, creo que lo que califica al ingeniero es la invención, descubrir una cosa a fuerza de ingenio y meditación. Hemos inventado una manera de vivir”. En relación a la actitud de aprendizaje que debe tener continuamente un ingeniero, recordó al filósofo Lucio Séneca: “para aprender a enseñar, hay que aprender a aprender”, concluyó.
Por su parte, el premiado ingeniero Eduardo Núñez, es titular de la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Argentina, ha sido Presidente de la Sociedad Argentina de Mecánica de Suelos (SAMS), ganador de los premios Konex (1993) y Raúl Marsal -en Geotecnia, de la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales-. Núñez se dirigió al auditorio agradeciendo y recordando al maestro del hormigón José Luis Delpini: “Para resolver los problemas desde la ingeniería, la matemática y la física, debemos pensar que nuestras estructuras, caminos y puentes deben hacer más viable la vida del ser humano. Agradezco a este país que me ofreció tantos desafíos, y me sigue haciendo enamorar de la ingeniería”.
Más información: www.cpic.org.ar
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