Tragos y DJ en vivo, los nuevos señuelos de los negocios...
El DJ se mueve al ritmo de la música electrónica en su cabina, auriculares en mano, mientras dos chicas se acercan para preguntarle el nombre del tema que está sonando. Aunque parezca extraño, la escena no transcurre en una disco, sino en un local de ropa. Es que de la mano del crecimiento de las marcas que deciden sumar nuevos atractivos a sus locales –para que comprar se transforme en una experiencia más placentera–, la marca Kosiuko comenzó a sumar a sus locales cabinas con DJ en vivo que conviven, en el mismo espacio, con mostradores, percheros y vendedoras. Es el caso de las sucursales de los shoppings Abasto y Unicenter, la ciudad de La Plata y La Barra (en Punta del Este).
“Apostamos a la música porque la vemos firmemente ligada con la moda. Cuando empezamos a diseñar el concepto de los locales grandes, a los que denominamos tiendas, creímos conveniente seguir apostando a la música como una experiencia directa con nuestros consumidores. De esta manera, surgió la idea de incorporar cabinas con DJ en vivo y a los consumidores les encanta. Es una experiencia muy divertida”, asegura Federico Bonomi, dueño de la empresa. La marca ya había llevado a cabo otras iniciativas de diversificación: abrió un bar en Punta del Este y tiene un sello discográfico y una radio con su nombre.
“Es una tendencia. Se busca que la frontera entre los momentos de intercambio comercial y de entretenimiento o experiencia cultural sea más permeable. Los consumidores quieren vivir una experiencia más allá de comprar. Cada vez se integran más servicios a los locales para transformarlos en un lugar de encuentro. Hoy hay peluquerías donde también se hacen recitales o se presentan libros de arte. Se busca ofrecer al cliente algo más allá del producto que va a buscar”, destaca Mariela Mociulsky, socia de la consultora Trendsity, especializada en tendencias de consumo. Y destaca que la librería Clásica y Moderna, que desde hace décadas combina la venta de libros con confitería y restaurante en el mismo lugar, fue pionera en el país en combinar espacio comercial y de entretenimiento.
Otras marcas que apostaron por esta tendencia son Wanama, de indumentaria, y Sofi Martiré, de zapatos, que sumaron bares a sus locales. “La idea era consolidar el espíritu de la marca. Fue un golazo y funcionó también comercialmente”, destaca Emiliano Fitá, dueño de Wanama, una de las primeras firmas de ropa que se animó a incorporar un sector de gastronomía en su espacio de venta. El Wanama Bar funciona en el local de 500 metros cuadrados que la marca tiene en el shopping Unicenter. “Queríamos brindar una experiencia más allá de lo que tradicionalmente puede hacerse dentro de un local de ropa. En el bar te pedís un café o vas al mediodía y comés una ensalada y aprovechás el Wi-Fi gratis. El ambiente es muy acogedor y representa el concepto de nuestra marca. Pero no lo pensamos como algo para reforzar las ventas. Además –se sincera Fitá– siempre tuve la fantasía de tener un bar”.
Por su parte, Sofi Martiré decidió abrir su propio bar –al que llamó Sofi Coffe– cuando inauguró su local en el 2º nivel del shopping Unicenter. La marca de calzado femenino, con sucursales en Palermo, Recoleta y San Isidro, quería que su llegada al shopping no pasara desapercibida. “Vimos que hay muchas cosas en común entre nuestros zapatos y la gastronomía. En ambos casos, entran por la vista, hay variedad y muchos colores. Integramos la cocina al local de zapatos y a través de un vidrio se ve a la gente trabajando”, destaca Federico Halle, dueño de la firma. “No pensamos que se podía bastardear la marca. Al contrario, seguimos nuestra intuición y nos fue bien”, agrega. Maridos y padres esperando a sus mujeres o a sus hijas son algunos de los clientes habituales que tiene el colorido bar de 25 mesas, que repite la misma estética que los locales de la marca. Como los resultados fueron positivos, la empresa piensa repetir la idea en sus próximas aperturas.
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