06 marzo 2015

El Scrum Coaching Retreat desembarca en Argentina


Por primera vez el ciclo de encuentros para coaches ágiles llega a LatinoAmerica...

Organizado por la Scrum Alliance, se trata de un acontecimiento que proporciona a profesionales de distintos lugares del mundo la oportunidad de vincularse de manera significativa con sus colegas. Las ediciones anteriores se realizaron en Inglaterra, Estados Unidos y Tailandia.
La versión latina del Scrum Coaching Retreat se realizará en Bs.As. entre los días 13 y 15 de marzo, con sus respectivas noches. El formato de “retiro” fue elegido específicamente para estimular un “tiempo fuera”, la conexión profunda, el aprendizaje y el crecimiento profesional y personal de los asistentes.
El encuentro reúne cerca de medio centenar de los mejores coaches ágiles de Perú, Colombia, Bolivia, Uruguay y Estados Unidos. Lógicamente, la dinámica del retiro se basará en Scrum. Los coaches formarán equipos, construirán backlogs, harán sprints, reviews, etc.

¿Qué son las metodologías ágiles?
En 2001 un grupo de personas se reunió en un hotel de Utah para pasar el fin de semana cambiando la forma en la que el mundo gestionaba los proyectos. Provenían del mundo del desarrollo de software, y llevaban años experimentando formas distintas de organizar el trabajo a la hora de desarrollar un proyecto.
La manera tradicional consistía en un enfoque en fases, en el que al principio del proyecto se cerraba un alcance con el cliente y se comprometía una fecha final, y a partir de ahí los equipos pasaban por sucesivas etapas de análisis, diseño, construcción, pruebas y puesta en producción.
Era el enfoque clásico o “en cascada”, y según su experiencia, una fuente continua de frustración, malentendidos, retrasos, desperdicios y horas extra, para terminar entregando un producto que en muchas ocasiones no correspondía con las expectativas del cliente.
Aquel fin de semana estos veteranos de la ejecución de proyectos definieron el “Manifiesto Ágil”, 4 puntos que resumen una manera diferente de desarrollar software (y en definitiva, de trabajar en equipo):
-A las personas y sus interacciones, por encima de procesos y herramientas
-Software que funciona, por encima de documentación exhaustiva
-Colaboración con el cliente, por encima de negociación contractual
-La respuesta al cambio, por encima del seguimiento a un plan
Estos aparentemente sencillos puntos (extendidos posteriormente en doce principios), suponen un cambio fundamental en muchas organizaciones. Favorecen la comunicación constante entre los miembros, especialmente las conversaciones cara a cara. Se minimiza la documentación que no genera valor directo (actas de reunión, planificaciones, documentos de requisitos, diseños detallados), por considerarse innecesaria en un contexto de confianza y colaboración.
Se favorece la acción, por encima de la especulación teórica (“doing, not talking”), y el ser capaz de responder ágilmente en cualquier momento a las necesidades cambiantes del cliente.
Por tanto estas metodologías ágiles, siendo Scrum la más conocida y aplicada de ellas, rompen con todas las premisas de la gestión tradicional. Hoy en día la mayoría de los proyectos se desenvuelven en un contexto de incertidumbre permanente: necesidades de un cliente a día de hoy han quedado totalmente obsoletas en el momento de la entrega del proyecto unos meses más tarde.

¿Qué es Scrum?
En Scrum se divide el proyecto en pequeñas iteraciones o Sprints (entre 2 y 4 semanas), al final de las cuales se presenta al cliente una versión, progresivamente más evolucionada, del producto final. Esta versión debe estar totalmente terminada y lista para su uso, de forma que si el cliente así lo desea se puede utilizar o comercializar inmediatamente.
Se sustituyen largos períodos de análisis y especulación teórica por hechos tangibles; cada par de semanas se construye una pequeña porción del producto, que sirve para validar si se está avanzando en la dirección correcta.
El objetivo es maximizar el feedback del cliente, darle oportunidades frecuentes de comprobar si el producto le aporta el valor que esperaba, y si no es así reconducirlo inmediatamente sin penalización. Se genera un contexto de aprendizaje acelerado, en el cual se busca “fallar rápido”: si existe un error, es preferible descubrirlo a las dos semanas que a la entrega final varios meses (o incluso años) más tarde.
El marco de trabajo ágil considera que las personas más indicadas para tomar las decisiones son las que se encargan de realizar el trabajo. Es decir, rompe con la estructura jerárquica de equipos en la que las capas altas organizan el trabajo de las inferiores, lo distribuyen, lo revisan y realizan su seguimiento.
Este marco supone un importante cambio cultural en la mayoría de las empresas. Valores como la confianza, el compromiso, la responsabilidad o la transparencia resultan imprescindibles.
¿La recompensa? Equipos motivados y altamente productivos, con personas en constante crecimiento profesional y personal.

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